El micelio del hongo de los cultivos contaminados puede sobrevivir latente en el suelo hasta dos años y producir nuevas infecciones por contacto con las raíces. Su propagación óptima es con temperaturas entre 15 - 20ºC y 50 - 80% de humedad. Los ataques son más graves en suelos ligeros, pobres, moderadamente ácidos o alcalinos. En suelos pesados el encharcamiento invernal favorece el mal de pie.

Afecta a las raíces que se engrosan, tienen poca longitud y quedan necrosadas y forradas por un micelio muy oscuro. La necrosis sube hasta el segundo entrenudo con una capa negra brillante que se desprende al rascar. También se observan rodales de plantas atrofiadas, mal ahijadas y con hojas amarillentas a partir de la punta. La floración se retrasa, las espigas quedan blancas, vacías o con los granos asurados, y se mantienen derechas.